¿Qué es ser alternativo?, ¿acaso es romper esquemas, innovar? Yo diría que el periodismo alternativo es un intento por hacer las cosas diferentes y no quedarse tanto en el pasado. Es avanzar a grandes pasos. Es ir en la búsqueda de historias que remezcan la conciencia. Es autogestionar, sin esperar a que un otro o la gran industria haga el trabajo por ti. Es moverse las 24 horas del día. Es pensar constantemente en la mejora de la profesión. Es querer lo que haces, sin quejarse por futilidades.
No lo negaré. A veces, es una tarea agobiante, pero revitaliza el espíritu (siempre). Un elíxir, sin duda, para las nuevas generaciones de periodistas, que comienzan a ver que esos viejos postulados del periodismo se derrumban, porque hoy vivimos otra era, una que ofrece miles de oportunidades, pero también grandes desafíos.
Por eso, ser alternativo es una opción viable en el periodismo. Hay que comenzar a pensar en buenas ideas desde los inicios de la carrera. ¿Cómo contribuir desde espacios “underground” que el periodismo nunca antes consideró?, ¿cómo aportar desde lo heterogéneo?

Primero, hay que tener una formación ética sólida. Esto es fundamental en el periodismo, porque sin esta base, las probabilidades de perderse en el ejercicio son, francamente, muy altas. Sin valores y ética nos arriesgamos a ser monigotes. Segundo, hay que comprometerse con causas. Esto no quiere decir que seamos activistas o nos involucremos en política, sino que tengamos claro nuestro rol en la sociedad. “Mejorar la salud, la educación y la integración”; esas son máximas que el periodismo debe perseguir y plasmar en su quehacer. No tenemos que caer en un fundamentalista o exacerbar los postulados, pero sí tener claro que lo comunicado debe ser un aporte y no un mensaje insulso/confuso. Tercero, hay que autogestionar todo el tiempo. La industria está cambiando o ya cambió. El modelo de negocios no funciona como lo hacía antes. Los monopolios están cayendo como piezas de dominó y hay puertas desconocidas que se están abriendo en el periodismo. Esas puertas no llevan al vacío o dimensiones desconocidas, como creen algunos pesimistas. Más bien son oportunidades, ¡y afortunados son todos aquellos que las están identificando a tiempo!
Es vital, por eso, aprender a idear proyectos, también a defenderlos si la pasión se mantiene a buenos niveles. Si una historia no es viable para un medio, entonces lo será para otro. Si hay un tema que siempre se quiso investigar, pero no se halló respuesta en la redacción más cercana, entonces hay que buscar por cuenta propia el lugar idóneo. ¡Basta de quejas sin sentido!
Por último, y no menos importante, hay que salir de cacería, para encontrar mejores y más historias. Algunos relatos comienzan a aburrir. También los lugares comunes y esos mismos personajes de siempre, algunos sin mérito alguno. No. Un rol social claro, bien definido, permitirá encontrar mejores historias. Una ética sólida nos dirá de inmediato qué es bueno y qué es malo, pero eso se cultiva desde los inicios de la profesión.
El periodismo alternativo viene a refrescar la profesión. Es una opción siempre presente, una estrella titilante que las mentes visionarias avistan con facilidad. Es, además, una razón para enamorarse de nuestra profesión, en algunos casos, para reencantarse y, por cierto, para valorar mejor nuestro quehacer. ¿Si no comenzamos nosotros a hacerlo, entonces cómo esperar a que el resto se interese en nuestro trabajo y demandas? ¡!