Algunos/as van por el mundo como grandes sabios, poseedores de la verdad, incuestionables. Manga de inútiles ignorantes, se aprovechan de los cándidos. Emiten juicios como expertos, pero en el fondo son neófitos. Me he encontrado con los de esta clase y debo decir que me dan espasmos.
Moliére decía: «Así va el mundo. Muchos adquieren opinión de doctos, no por lo que efectivamente saben, si no por el concepto que forma de ellos la ignorancia de los demás». Detrás de la comedia, claro está, siempre se esconde una crítica cierta. Así iba el mundo en el Siglo XVI y así también va el de hoy.
Despellejan con autoridad. Se creen con la facultad, porque apelan a los infinitivos «saber-conocer». Su humildad pierde horizonte, porque la señora egolatría es la que va al mando; dirige todo con resguardo. Y no se podrá cambiar esto, pese a la carga pesimista -quizá- de este escrito.
Si el mundo acaso estuviese alerta de ustedes, manga de inútiles, no duden que en un segundo serían exiliados, fuera de órbita, probablemente en un lugar donde las apariencias y el ser fantoche no tenga importancia. Manga de cuasi-doctos, de canallas que simulan ser, en un espacio hipersimulado, todo lo que NO pueden ser.